Te parecerá una tontería y pensarás que qué te importa a ti tu propia voz si tú lo que quieres es vender un proyecto al hacer esa presentación que tienes por delante PERO la voz es el instrumento a través del cual ejercemos la oratoria. Así que sí: es importante y mucho.
Piensa en esto: tienes un discurso bien preparado, cada dato en su sitio, las diapositivas perfectas… pero abres la boca y suena una voz temblorosa, monótona o sin fuerza. Mal asunto. La voz es el vehículo que transporta lo que dices y, si falla, el mensaje pierde impacto.
Seguro que conoces a alguien que habla tan bajito que tienes que hacer auténticos esfuerzos para entenderle. O, al contrario, a esa persona que parece que está siempre gritando, como si creyera que el volumen le da más autoridad. En ambos casos, el mensaje se pierde: en el primero porque apenas llega y en el segundo porque abruma.
Y ahora la pregunta incómoda: ¿sabes en cuál de los dos extremos estás tú? Porque puede que pienses que hablas perfectamente, pero a lo mejor los demás no te entienden bien o sienten que tu voz no transmite lo que debería. La buena noticia es que la voz se puede entrenar. No hace falta que hayas nacido con un timbre privilegiado ni que suenes como un locutor de radio, simplemente necesitas práctica y algunos trucos para mejorar.
Así que vamos al grano. Aquí tienes 10 ejercicios que puedes empezar a hacer desde ya para ganar claridad, seguridad y presencia cuando hablas. Vamos a ello.
1. El bostezo controlado (para relajar y proyectar la voz)
Sí, lo que lees: bostezar ayuda. No solo a disimular el sueño en reuniones eternas, sino también a relajar la mandíbula y la garganta, lo que mejora la proyección de la voz.
👉 Cómo hacerlo:
Bosteza de forma exagerada, abriendo bien la boca.
Mientras lo haces, estira los brazos como si acabaras de despertarte.
Suelta un sonido tipo "ahhh" en un tono relajado.
Repite varias veces hasta notar la garganta más suelta.
Esto te ayudará a eliminar tensiones y a que la voz fluya con más naturalidad.
2. El susurro con vibración (para mejorar la resonancia)
Aquí vamos a trabajar la resonancia, es decir, la capacidad de hacer que la voz suene más profunda y llena.
👉 Cómo hacerlo:
Coloca una mano en el pecho.
Empieza a susurrar un "mmm" como si estuvieras pensativo, pero haciendo que vibre en la zona del pecho.
Luego prueba a alargarlo con un "maaa", "mooo" o "muuu".
Repite varias veces hasta que sientas la vibración bien marcada.
Si notas que todo el sonido se queda en la garganta y no vibra en el pecho, prueba a relajar el cuello y a bajar los hombros.
3. La "M" mañanera (para calentar la voz)
Este es un clásico de los locutores de radio. Funciona de maravilla para despertar la voz antes de hablar en público.
👉 Cómo hacerlo:
Di una "M" larga (como cuando pruebas una comida riquísima: "mmmmmm").
Haz que la vibración suba desde el pecho hasta la nariz.
Juega con diferentes tonos, desde más graves a más agudos.
Repite durante unos minutos.
Este ejercicio ayuda a que la voz suene más clara y con mejor proyección.
4. El "huevito kinder" en la boca (para mejorar la dicción)
A veces, al hablar rápido o por nervios, pronunciamos mal o se nos traban las palabras. Para evitarlo, hay un truco que parece absurdo, pero funciona.
👉 Cómo hacerlo:
Imagínate que tienes un huevo (de verdad, como los de chocolate) dentro de la boca.
Habla intentando que no se rompa, es decir, articulando bien y abriendo la boca al pronunciar.
Prueba a leer en voz alta con esta sensación.
Te ayudará a vocalizar mejor y a evitar que las palabras suenen atropelladas.
5. El "ascensor de tonos" (para ganar expresividad)
Uno de los mayores enemigos al hablar en público es la monotonía. Para evitarla, tenemos que jugar con los tonos de voz.
👉 Cómo hacerlo:
Elige una frase cualquiera (por ejemplo, "Hoy es un día importante").
Dila en un tono muy grave.
Luego en un tono medio.
Y ahora en un tono agudo.
Por último, di la frase cambiando de tono dentro de la misma frase, como si fuera un ascensor subiendo y bajando.
Esto te ayudará a sonar más expresivo y a captar mejor la atención del público.
6. El "soplido de vela" (para controlar la respiración)
Si te quedas sin aire al hablar o sientes que tu voz es débil, necesitas trabajar la respiración diafragmática.
👉 Cómo hacerlo:
Imagina que tienes una vela delante.
Sopla muy despacio, intentando que la llama se mueva sin apagarse.
Mantén el flujo de aire constante.
Ahora, prueba a decir una frase mientras mantienes ese control de la respiración.
Este ejercicio te dará más resistencia al hablar sin quedarte sin aire a mitad de frase.
7. El "paseo del león" (para ganar confianza)
Si la voz te tiembla cuando hablas en público, puede ser por falta de seguridad. La postura y el movimiento pueden ayudarte a corregirlo.
👉 Cómo hacerlo:
Camina por la habitación con pasos firmes, como si fueras un león controlando su territorio.
Mientras caminas, di frases en voz alta con seguridad.
Evita encogerte o mirar al suelo.
La forma en que usamos el cuerpo influye directamente en cómo suena nuestra voz. De hecho, prueba a hablar mientras estás en una postura encogida. Ahora estírate, ponte de pie y di las mismas frases… y flipa.
8. El "eco interno" (para encontrar el mejor volumen de voz)
A veces hablamos demasiado bajo o demasiado alto sin darnos cuenta. Este ejercicio te ayudará a encontrar el volumen ideal.
👉 Cómo hacerlo:
Di una frase en voz muy baja, casi en susurro.
Ahora, repítela en voz media, como si hablaras con alguien a tu lado.
Luego, en voz alta, como si estuvieras en un teatro.
Encuentra el punto en el que suenes de forma clara sin forzar la garganta.
9. El "péndulo de la pausa" (para evitar hablar atropellado)
Si hablas demasiado rápido y sin pausas, corres el riesgo de perder a tu audiencia.
👉 Cómo hacerlo:
Di una frase corta (por ejemplo, "Este es un punto muy importante").
Ahora, repítela, pero imaginando que hay un péndulo que se mueve entre cada palabra.
Respeta ese ritmo y evita correr demasiado.
Este truco te ayudará a hablar con más calma y a darle más peso a tus palabras. (Truco: hay gente que lo hace con un metrónomo).
10. El "teatro de emociones" (para dar vida a lo que dices)
Un buen orador no solo dice palabras, sino que transmite emociones con su voz.
👉 Cómo hacerlo:
Toma una frase sencilla (por ejemplo, "Mañana tenemos una reunión").
Dila con alegría.
Ahora con sorpresa.
Luego con enfado.
Finalmente, con misterio.
Este ejercicio te ayudará a jugar con los matices de la voz y a hacer que tu mensaje sea más convincente.
La voz no es solo el sonido que emitimos al hablar. Es nuestra mayor herramienta de comunicación. Entrenándola, ganarás claridad, presencia y seguridad al hablar. Así que ya sabes: practica estos ejercicios y verás cómo tu voz empieza a sonar como la de alguien que tiene algo importante que decir. Y lo más importante: ¡que la gente quiera escucharlo!
💩 Cagada(s) máxima(s)
Un año, los micros que teníamos disponibles en el evento, todos de diadema, se ajustaban tanto a la cara que todos los chicos con barba tuvieron problemas con el sonido de sus charlas porque les raspaba el micrófono. ¿La solución? Subirse el micro sobre la marcha (en los vídeos hay algunos que parece que tienen antenas).
Ojo con la tecnología, que la carga el diablo. Nota mental: doblechequear todo con antelación.
Charla recomendada
Esta semana te recomendamos esta charla de David Suh, cómo posar para una foto con confianza (y, además, nos llevamos un par de lecciones de lenguaje corporal que podemos aprovechar para nuestras presentaciones).
Porque no solo posamos en las fotos, posar es una expresión profunda de identidad e intencionalidad y da forma a cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo somos vistos.
Por cierto, David Suh, en Tiktok es conocido como el rey de las poses.
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Gostando demais dessas Newsletters, mesmo estudando comunicação nunca tinha ouvido falar dessas dicas, amei!