Llevamos años, décadas, formando personas.
Miles de cursos, talleres, charlas y algún que otro café con más carga emocional que un final de telenovela turca. Y entre todas nuestras formaciones, hay una que siempre se lleva la ovación: la oratoria.
Porque aprender a hablar en público es como afilar un cuchillo de cocina: puede que te las apañes sin él, pero cuando lo tienes bien afilado... todo va como la seda.
La oratoria: ese superpoder que no sabías que necesitabas
Hablar bien es como llevar una navaja suiza en el bolsillo. No siempre sabes cuándo la vas a necesitar, pero cuando llega el momento... ¡Zas! Sirve para todo: cortar tensiones, destapar oportunidades y hasta abrir puertas que parecían cerradas con candado. Porque, seamos sinceros, hablar bien no es un lujo, es una necesidad básica, como tener datos móviles en medio de un viaje inesperado.
Aquí no enseñamos a recitar discursos como robots. Enseñamos a hablar con alma, con fuerza, con esa chispa que hace que la gente te escuche aunque estés contando la receta de una tortilla de patatas. Y ojo, que tampoco es magia negra. Solo es aprender a manejar lo que ya llevas dentro... pero con más estilo.
Hablar bien abre puertas (y también botellas de vino)
Dicen que las palabras se las lleva el viento, pero no es verdad. Las palabras bien dichas se quedan grabadas para siempre. Una buena presentación, un discurso potente o una simple conversación bien llevada pueden cambiarlo todo. ¿Ejemplos?
Convencer a tu jefe de que el teletrabajo es el futuro (y el presente).
Pedir un aumento sin tartamudear como un modem de los 90.
Hacer que tu equipo quiera seguirte, incluso a reuniones de viernes por la tarde.
Presentar tu proyecto y que suene tan impresionante como un tráiler de película de acción.
Hablar bien es mucho más que “sonar bonito”. Es tener el poder de influir, motivar y, sobre todo, de dejar huella. Como una buena resaca, pero sin esos molestos efectos secundarios, ya nos entiendes.
Oratoria: de “no me atrevo” a “aquí estoy yo”
Transformamos miedos en anécdotas épicas. Hemos visto de todo: desde personas que entran a nuestros cursos con más nervios que en una primera cita, hasta otras que creen que “esto no es para mí” y terminan dando charlas que te dejan con la boca abierta.
¿La clave? Práctica y actitud. Aquí no hacemos magia, pero sí transformamos bloqueos en oportunidades. Y te prometemos que, después de pasar por nuestras manos, no solo hablarás mejor, sino que te sentirás como un presentador de gala con un carisma que nunca habrías imaginado que pudieras tener.
Un brindis por los que se atreven
En 2025, queremos brindar por tus éxitos. Pero no por esos dignos de LinkedIn, sino por las victorias del día a día:
Por cada vez que pidas una devolución en una tienda sin sentir que estás cometiendo un delito.
Por cada presentación que hagas sin que te suden las manos como si acabaras de correr una maratón.
Por cada vez que expliques tu proyecto y todos se queden tan fascinados que pidan más detalles.
Queremos que este sea tu año. Que hables, convenzas, inspires y conquistes. Que tus palabras sean ese brindis que todos recuerden y comenten el día siguiente.
Hablar es gratis, pero hablar bien es arte
Enseñamos a encontrar las palabras adecuadas, a manejar el lenguaje corporal y a crear discursos que sean inolvidables de verdad. Y sí, puede que alguna vez te equivoques, pero lo harás con tanta gracia que parecerá parte del guion.
Nuestros cursos no son manuales aburridos ni clases llenas de teorías imposibles. Son experiencias vivas, directas y prácticas, donde aprendes mientras te ríes, practicas y, a veces, improvisas (todo controlado).
Porque todo empieza con una buena historia
La vida está hecha de historias. Y las mejores, son las que sabes (y puedes) contar. Por eso, aquí te ayudamos a encontrar tu voz, a dejar el miedo atrás y a lanzarte a hablar con la misma seguridad con la que pides tu bebida favorita en el bar más cool de la ciudad.
Brindamos por ti, por tus palabras y por todo lo que está por venir. Porque cuando sabes hablar bien, el mundo escucha.
¡Salud! 🍷
Por dónde empezar cuando no sabes por dónde empezar
Empieza por el principio…
Y ese principio sería resumir en una frase lo que quieres que tu audiencia se lleve a su casa cuando hayan terminado de escucharte. ¿Qué es? ¿Qué quieres?
Y, a partir de ahí, construye tu propio discurso: qué historias vas a contar, qué datos vas a ofrecer, cómo vas a plantear las cuestiones más complejas…
Hablar en público no acojona
¿Te imaginas a tu audiencia en bolas?
Dicen que para que la audiencia no te acojone tienes que imaginártela en bolas.
Error.
Pero hacer contacto visual es fundamental, así que un truco es mirar a la gente al entrecejo. Ellos sentirán que les estás mirando a los ojos y tú no tendrás el agobio habitual.
Charla recomendada
Cómo descubrir a un mentiroso es una de las charlas TED más populares de todos los tiempos.
Pamela Meyer nos cuenta que, de media, un día cualquiera, nos mienten entre 10 y 200 veces y, lo más importante, nos da pistas para descubrir a los mentirosos, porque el lenguaje corporal no miente…
¡Un segundo!, Todavía tenemos algo más que contarte 😘
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