Cómo afrontar una presentación que no te has preparado
Sin morir de un ataque de nervios, claro está
Ya sabes que aquí somos defensores a muerte de la preparación de las charlas y presentaciones, aunque sean de pocos minutos.
De hecho, es mucho peor disponer de cinco minutos que de toda una hora. Básicamente porque cuando te dan mucho tiempo tienes margen de maniobra por el camino. Pero si tienes poco tiempo debes hacer un ejercicio nítido de foco y ejecución.
Lo que pasa es que la vida es muy dura y te vas a encontrar en muchas situaciones que debes hablar ante un grupo de personas, y no tienes el tiempo para prepararte.
Puede ser una reunión de trabajo, improvisada o no, en la que te toca explicar ese proyecto en el que llevas tiempo trabajando. O una conversación importante, de esas que no puedes agendar, que se dan cuando se dan. En casos así saber improvisar una presentación eficaz es una habilidad brutal.
¿Qué puedes hacer en casos así? ¿Morir por dentro un poco?¿Sufrir un ataque de nervios?
Presentaciones improvisadas: qué hacer cuando no te has preparado
Primero de todo, que quede claro que todo esto no debe ser una excusa barata para no prepararte. Las buenas charlas se preparan, se diseñan y se ensayan. Que quede claro, por favor.
Si aún así te pilla el toro, es decir, la presentación, aquí van algunos consejos:
1. Mantén la calma y respira profundamente:
Que el pánico no se apodere de tu espíritu, eso vaya por delante. Lo más probable es que si hablar en público es algo que te da sarpullidos lo primero que debas hacer es controlar tus nervios.
Sabemos que se dice más fácil que se hace, pero aún así procura dominarlos. Aunque el tiempo sea limitado y vayas contrarreloj, tómate unos segundos para respirar profundamente. Pueden ayudarte a calmarte y ordenar tus pensamientos.
Evita el impulso de comenzar a hablar inmediatamente sin haber reflexionado un momento sobre lo que quieres decir. Piensa, ¿cuál es tu objetivo en esa circunstancia? ¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir?
2. Usa una estructura simple y efectiva:
Te hemos hablado por aquí varias veces del Viaje del Héroe. Pero ojo, no es el momento de complicarte las cosas.
Cuando te encuentres improvisando, recurre a estructuras básicas que ya conozcas. Una de las más útiles es la estructura de “inicio, desarrollo y conclusión”.
Comienza explicando brevemente de qué vas a hablar (inicio), desarrolla las ideas principales con claridad (desarrollo) y termina resumiendo o dando un mensaje claro (conclusión). Esta estructura es fácil de seguir y te permite organizar tus ideas sobre la marcha.
3. Apóyate en ejemplos personales o anécdotas:
Si tienes dificultades para desarrollar un tema sobre la marcha, los ejemplos personales o anécdotas pueden salvar la situación.
Hablar desde la experiencia no solo te ayuda a conectar emocionalmente con la audiencia, sino que también te proporciona contenido inmediato sin necesidad de una planificación exhaustiva.
Atención, recuerda que una historia personal de superación por sí misma no va a sostener la charla, así que usa las historias con cabeza.
4. Usa preguntas para ganar tiempo y conectar con la audiencia:
Aquí va un truqui de esos que te da la experiencia.
A veces ganar dos minutos te da la vida, la tranquilidad y la serenidad para pillar el hilo de lo que quieres decir. Si te sientes como en una jaula, plantear preguntas a la audiencia te da un respiro para pensar mientras ellos responden.
Además, las preguntas generan interacción y te ayudan a conocer las expectativas del público, lo que te permite ajustar tu mensaje de manera más eficaz.
Puede ser algo tan sencillo como: “¿Cuánto conocéis del proyecto X? Quiero conocer vuestras opiniones.”
5. Acepta que no es necesario ser perfecto:
Es importante entender que en situaciones improvisadas, la perfección no es el objetivo.
El éxito radica en transmitir un mensaje claro y mantener la conexión con la audiencia.
Si cometes algún error o te pierdes durante el discurso, no te preocupes; lo más probable es que la audiencia lo perciba como algo natural. Mantén la confianza y sigue adelante.
6. Recuerda el objetivo principal de tu intervención:
Siempre que improvises, ten en mente cuál es el propósito de tu presentación.
¿Quieres informar, persuadir o motivar? Mantener este objetivo claro te ayudará a centrar el discurso y no divagar en información irrelevante. Si tu mensaje es directo y está bien enfocado, la audiencia lo recordará incluso si no es la presentación más detallada.
7. Practica la improvisación regularmente:
Punto extra: si bien la improvisación suele surgir en situaciones inesperadas, practicarla te ayudará a desarrollar esta habilidad. Participar en actividades como el teatro de improvisación o hablar en público sin guión de vez en cuando puede mejorar tu capacidad para reaccionar bajo presión y pensar rápidamente.
Dominar las presentaciones improvisadas es una habilidad poderosa que te permitirá destacar en situaciones donde otros podrían vacilar. Con una mentalidad clara, una estructura simple y confianza en ti mismo, serás capaz de enfrentarte a cualquier situación inesperada y dejar una impresión positiva en tu audiencia.
Por dónde empezar cuando no sabes por dónde empezar
💡 Antes de nada, escribe tu idea
No hagas nada sin este primer paso. Busca un papel en blando y escribe una simple frase que condense qué es lo que quieres transmitir. Cuando hayas acabado, ¿cuál es la idea con la que quieres que tu audiencia se haya quedado?
Es a partir de ahí que elaborarás un guión y después un primer borrador de charla. Más adelante ya vendrás los fuegos artificiales y los audiovisuales, si los necesitas.
Pero lo primero de lo primero es tirar de honestidad y responder a la pregunta: ¿qué quieres transmitir?
Hablar en público no acojona
🫁 Utiliza la respiración a tu favor.
Un tip sencillo pero muy efectivo para vencer los nervios antes de hablar en público es practicar la respiración diafragmática. No te asustes por el nombre, enseguida de contamos.
Antes de empezar, toma unos minutos para respirar profundamente, inhalando por la nariz, llenando el abdomen, y exhalando lentamente por la boca. Esta técnica calma el sistema nervioso, reduce la ansiedad y te ayuda a enfocar tu mente. Además, al controlar tu respiración, tendrás una voz más estable y proyectarás más seguridad frente a tu audiencia.
Charla recomendada
Una de las TED Talks más conocidas sobre la improvisación es la de Dave Morris, titulada "The Way of Improvisation".
En esta charla, Morris, un comediante y actor de improvisación, explica cómo las reglas de la improvisación teatral pueden aplicarse en la vida cotidiana. A través de un enfoque divertido presenta siete principios de la improvisación que ayudan a las personas a ser más espontáneas y a confiar en su intuición, lo que resulta útil no solo para la comedia, sino también para hablar en público y enfrentar situaciones imprevistas.
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