Cómo usar el humor en nuestras presentaciones
Reconozcámoslo: la inmensa mayoría de presentaciones son aburridas. Algunas, hasta rozar el sopor.
Tenemos miedo a resultar graciosillos o a que no nos tomen en serio y condenamos al humor al ostracismo. Y sin embargo, el humor es una herramienta poderosa a la hora de hacer presentaciones.
Bien usado, no solo alivia la tensión y rompe el hielo, sino que también puede conseguir que tu mensaje sea más memorable. Pero, ¿cómo puedes usar el humor de manera efectiva en tus presentaciones sin correr el riesgo de resultar inapropiado? E
Pues hoy vamos a explorar algunos puntos clave para que dejes de ser soporífero e integres el humor de forma natural en tus presentaciones, independientemente de tu estilo o el tema que trates.
1. Conoce a tu audiencia
El primer paso para usar el humor con éxito es conocer a tu audiencia. ¿Quién son? ¿Qué edad tienen? ¿Qué les resulta divertido? ¿Hay temas sensibles que deberías evitar? ¿Saben lo que es un meme? ¿Lo sabes tú? Comprender el perfil demográfico y los intereses de tu público puede ayudarte a adaptar tus bromas de manera que resuenen con ellos.
2. Utiliza anécdotas personales
Las anécdotas personales no solo son una forma efectiva de conectar con tu audiencia, sino que también pueden ser una excelente fuente de humor. Compartir experiencias divertidas o embarazosas de una manera auténtica puede hacer que tu audiencia se identifique contigo y relaje el ambiente.
Empieza ya a apuntar tus anécdotas en una libreta (vale digital). Luego podrás recordarlas y usarlas para siempre.
3. Humor relevante
Asegúrate de que tu humor esté relacionado con el tema de tu presentación. Esto no solo hará que tus chistes se sientan más naturales, sino que también ayudará a reforzar tus puntos clave. El humor irrelevante puede distraer y alejar a tu audiencia del tema principal.
O, dicho de otra forma, no se trata de concatenar chistes por el hecho de contar un chiste, sino de que el humor forme parte de tu forma de presentar.
4. Practica la autocrítica moderada
El humor autocrítico siempre es una herramienta poderosa, pero hay que usarlo con moderación. Hacer bromas a tu costa puede hacer que parezcas más accesible y humano, pero si te pasas puedes socavar tu credibilidad. Y el límite entre una cosa y la otra es difuso.
Practica o pide feedback a una persona de confianza. Aquí podríamos aplicar ese dicho de lo poco gusta y lo mucho cansa.
5. Timing y ejecución
El momento y la forma en que ejecutas el humor son fundamentales. Practica tus chistes y cuida los tiempos y la entonación. Una buena ejecución marca la diferencia entre un chiste que entra y otro que falla.
Además, el silencio siempre es un gran aliado. Suelta el chiste, guarda un par de segundos de silencio… y si ha entrado, te darás cuenta. Si no, sigue como si tal cosa. No hay nada peor que hacer comentarios sobre tus propios chistes en escena.
6. Evita las bromas ofensivas
Es vital evitar el humor que pueda ser ofensivo o insensible. Lo que a ti te puede parecer divertido, podría no serlo para otros. Es mejor ser precavidos y evitar chistes que podrían ser controvertidos.
No te marques un Arévalo. Mejor el humor blanco a no ser que estés absolutamente seguro de que, por la audiencia que tienes, algo va a entrar.
7. Usa visuales divertidos
Los elementos visuales como diapositivas, gráficos o videos también te pueden ser de gran ayuda para incorporar humor. Un meme, una caricatura, tres notas de una canción… pueden marcar la diferencia entre el sopor y el ¡anda, esto no me lo esperaba! y ayudar a ilustrar tus puntos de una manera entretenida.
Vivan los emojis. Vivan los memes. Viva el humor.
8. Improvisa con precaución
Si bien la improvisación puede ser una forma efectiva de introducir humor, también es algo que requiere práctica y habilidad. Si estás acostumbrado a improvisar, nada que objetar, que ya lo sabes tú… pero improvisar el humor es algo que no hacen ni los monologuistas profesionales, que prueban sus nuevos bloques en sesiones de “open mic”.
Lo mejor siempre es prepararse.
9. Aprende de los profesionales
Observa a oradores y comediantes con experiencia o, incluso, profesionales. ¿Cómo usan el humor? ¿cómo ajustan sus chistes? ¿Cómo manejan las reacciones del público? Aprende de sus técnicas y piensa cómo puedes adaptarlas para aplicarlas en tus presentaciones. Prueba con un chascarrillo y escala desde ahí. Que tu presentación no sea una concatenación de chistes.
10. Sé tú mismo
Y para terminar, lo más importante es ser auténtico. El humor no se puede forzar, tiene que ser natural… o tan tan tan forzado que haga gracia por lo ridículo que resulte. Las audiencias no son bobas y percibirán cualquier falta de autenticidad y tú no quieres que esto pase.
En cualquier caso, nuestra recomendación es que uses el humor. Por mil motivos: es una de las formas más efectivas de captar la atención de tu audiencia y conseguir que tu mensaje sea memorable. Tú disfrutarás y tu público se lo pasará mejor.
Charla recomendada
Desde el primer segundo, Shawn Achor hace reír a su audiencia con su charla The happy secret to better work. ¿Qué tienen que ver los unicornios con el trabajo? ¿Trabajamos para ser felices o somos felices para trabajar? Shawn piensa que en la base de todo debería estar la felicidad, porque ésta nos inspira para ser más productivos.
Fíjate en cómo construye los chistes y en su lenguaje no verbal.