El subidón, el bajón y el juego de las hormonas
A todos nos toca hablar en público de vez en cuando. Ya sea por motivos académicos, profesionales o personales, casi todos pasaremos por ese trance en algún momento de nuestras vidas. Para muchos, la sola idea de ponerse frente a una audiencia es capaz de disparar una buen puñado de emociones intensas: a unas personas les entra un miedo irracional y a otras todo lo contrario. Pero, ¿qué ocurre exactamente en nuestro cuerpo durante estos momentos?
¿Qué hormonas entran en juego cuando hablamos en público?
Adrenalina
La adrenalina, también conocida como epinefrina, es una hormona liberada por las glándulas suprarrenales en situaciones de estrés o excitación. Al hablar en público, la adrenalina fluye, preparando al cuerpo para la acción. Esta "respuesta de lucha o huida" puede causar un aumento del ritmo cardíaco, una respiración más intensa y mayor agudeza mental, que son herramientas esenciales para concentrarnos y que nuestra energía fluya hacia la presentación.
Cortisol
El cortisol, conocido también como la "hormona del estrés", se produce en la corteza adrenal (una de las dos partes de la glándula suprarrenal). Su liberación es estimulada por el hipotálamo, especialmente bajo situaciones de estrés. En el contexto de una presentación, niveles elevados de cortisol pueden ayudar a movilizar energía y mantener la homeostasis (o autorregulación de la constancia de las propiedades de un sistema influido por agentes exteriores.) en el cuerpo. Sin embargo, un exceso puede ser contraproducente y podría afectar negativamente la memoria y la concentración.
Dopamina
Esta hormona cumple un papel crucial en el sistema de recompensa del cerebro. Al hablar en público, una presentación exitosa puede estimular la liberación de dopamina y contribuir a una sensación de satisfacción y placer. Esta es una de las razones por las cuales, a pesar del estrés inicial, muchas personas encuentran gratificante la experiencia de hablar en público.
Otras hormonas y neurotransmisores relevantes
La oxitocina y las endorfinas también juegan roles importantes. La oxitocina, conocida como la "hormona del amor", fomenta una sensación de conexión con la audiencia, reduce el miedo y aumenta la confianza. Las endorfinas, por su parte, son analgésicos naturales que pueden provocar una sensación de bienestar y euforia después de un discurso exitoso.
¿Por qué y cuándo se liberan estas hormonas?
Las hormonas como la adrenalina y el cortisol se liberan en respuesta a la percepción del cerebro de una situación estresante o desafiante. En el caso que nos ocupa, hablar en público, la anticipación a la presentación puede desencadenar esta liberación incluso antes de subir al escenario. Por su lado, la dopamina y la oxitocina se asocian más con la interacción positiva y el éxito percibido de la presentación, liberándose durante o después del evento.
El subidón posterior al discurso
El subidón que muchos oradores experimentan después de hablar no es un mito. Este fenómeno puede ser explicado por la interacción de las hormonas mencionadas. Mientras que la adrenalina y el cortisol preparan y ponen en alerta al cuerpo, la dopamina y las endorfinas proporcionan una sensación de recompensa y euforia. En su conjunto, estos químicos pueden crear una potente mezcla de alivio y satisfacción, especialmente después que una charla haya salido bien.
¿Y por qué es importante saberlo?
Todas las respuestas físicas que percibimos cuando vamos a hablar en público son naturales y predecibles y nos pueden ayudar a controlar los nervios y a mejorar lo que sentimos en ese momento clave. Si aprendemos a canalizar estas respuestas hormonales de manera efectiva, tendremos un superpoder.
Así que la próxima vez que te encuentres frente a una audiencia, recuerda que no eres tú, que son tus hormonas, que tu cuerpo es sabio y está diseñado para ayudarte a sobrevivir, pero también a brillar.
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