Imagina que estás frente a una audiencia, a punto de compartir tu presentación, esa que tanto te has currado. De repente, tu mente se queda en blanco. Y se hace el silencio… ¿Te suena de algo?
A nosotros nos suena demasiado…
Y este, el de quedarse en blanco, es uno de los mayores temores de quienes hablamos en público.
Podríamos hablar de que en realidad el temor que se esconde tras el de quedarnos en blanco es el de hacer el ridículo o que la audiencia piense que no sabemos del tema o que no somos buenos profesionales… pero hoy vamos a quedarnos en la superficie, en quedarnos en blanco.
¿Sabes que hay una forma de gestionarlo eficazmente?
El miedo a hablar en público o glosofobia es una de las fobias más comunes. De hecho, hay estudios que indican que el 75% de la población prefiere no hablar en público solo para no sufrir. Y dentro de todo lo que nos causa la glosofobia, uno de los temores más intensos es precisamente el de quedarnos en blanco. Este miedo hace que aumente nuestra ansiedad y crea un círculo vicioso que es difícil de romper porque a mayor ansiedad, más probabilidades de quedarnos en blanco…
Ahora, empecemos por el principio: ¿por qué nos quedamos en blanco?
Las causas de quedarse en blanco son variadas: desde nervios y falta de preparación hasta la presión del momento.
Nosotros hemos visto a oradores en una conferencia TED quedarse en blanco, salirse del escenario y volver a entrar y empezar de cero su charla, incluso varias veces. Claro que esto no sale en los vídeos (pero en el auditorio sí que se ve…).
El secreto mejor guardado: solo tú sabes lo que querías decir.
Aquí está el quid de la cuestión: en la mayoría de los casos, el público no sabe lo que tenías planeado decir. Para nosotros es un pensamiento absolutamente liberador. No pasa nada si te desvías un poco de tu guion: nadie se va a dar cuenta. Lo importante es mantener la calma y continuar con confianza.
Estrategias para gestionar ese momento de quedarnos en blanco
Además, hay algunas cosas que puedes hacer por si llega ese momento. Estar preparado no significa que te vayas a quedar en blanco. Significa que si te quedas, tendrás recursos para actuar.
Puedes hacer una pausa: una pausa puede dar la impresión de que estás reflexionando, dándote tiempo para recuperar el hilo. Un truco es tener una frase hecha lista, del estilo “Antes de continuar, me gustaría haceros una pregunta…“ [y la haces].
Imagina las opciones que te puede dar esto. Por un lado estás cambiando el enfoque y desviando la atención hacia la audiencia y esto te dará pie a recuperar tu hilo. Estás fomentando la interacción y así alivias la presión sobre ti y creas, de paso, un ambiente más interactivo. Y además mantienes el interés y generas un clima diferente con respecto a tu presentación. Casi nada.Respira profundamente: la respiración profunda ayuda a calmar los nervios y aclarar la mente. Cuando respiras profundamente, estás metiendo más oxígeno a tu cuerpo y tu cerebro lo nota.
Lleva una chuleta con un esquema: probablemente lo mejor que puedes hacer es llevar algunas notas o palabras clave. Además, llevar una chuleta te puede dar confianza y servir como un salvavidas si es que llega un momento crítico. No significa que la vayas a usar, pero la puedes usar. Esta es la clave. Es como cuando los niños están aprendiendo a andar en bicicleta y llevan un solo ruedín. No lo necesitan, pero les da confianza. Lo mismo.
Practica la improvisación: no nos gusta tanto este punto porque somos más de preparar que de improvisar. Pero entrenar las habilidades de improvisación siempre es interesante porque esa capacidad nos puede sacar de más de una en cualquier circunstancia.
Acéptalo y continúa: si te quedas en blanco, no pasa nada. Acepta que ha pasado y sigue con tu presentación. El público te apoyará. Tendemos a pensar que la audiencia va a ser cruel y sanguinaria, pero nuestra experiencia es justo la contraria: el público suele ser benévolo y comprensivo porque todo el mundo entiende los nervios y el miedo que se pasa hablando. Recuerda que es algo común al 75% de las personas.
La preparación y la práctica son fundamentales, pero también lo es aceptar que los errores son parte del camino. Cada experiencia de hablar en público es una oportunidad para crecer. Cuantas más tengas, más crecerás y más aprenderás.
Y ahora, cuéntanos. ¿Has tenido alguna experiencia de quedarte en blanco? ¿Cómo la gestionaste? Puedes contestarnos a este mail o dejarnos un comentario. Te leemos.
Charla recomendada
Javier Ochoa hizo esta charla en TEDxPitic cuando tenía 14 años. Hoy es un estudiante de Económicas en la Universidad de Navarra.
Fíjate en cómo usa sus notas. Hace una pausa, mira sus notas y continúa hablando. Y no pasa na-da. Nadie va a pensar que es un mal orador (TODO LO CONTRARIO) por el uso que hace de sus apuntes.
Una charla excelente.