Dale Carnegie decía que “para toda persona su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma”. Siguiendo su razonamiento, una forma de hacer ver a la otra persona que estás prestando atención y que te importa es recordar su nombre cuando estás tratando con ella. Es más, utilizarlo de vez en cuando en la conversación es algo que refuerza tu mensaje al conectar mejor con esa persona. Tan simple como eso y aún así la mayoría de la gente no lo hace.
Pero, ¿qué ocurre cuando estamos haciendo una presentación ante una audiencia digamos numerosa? Es literalmente imposible que podamos tratar a las personas que nos están escuchando por su nombre de pila, pero a la vez intuimos la importancia que tiene demostrar que nos importan.
Muchos oradores llegados a este punto cometen uno de los errores más graves que hay en oratoria. El de no demostrar a tu audiencia que te importan, que para ti en ese momento no hay nada más importante.
¿Has estado alguna vez en una charla, en una presentación, con la sensación de que la persona que te estaba hablando parecía un robot programado? ¿Has asistido a conferencias más enlatadas que las anchoas de Revilla?
Todos hemos vivido esa situación en la que parece que la persona que da la charla es un paracaidista que acaba de aterrizar y que lo mismo le da un arrozal del sur del Vietnam que un polvoriento poblado de Iraq. Va a lo suyo sin entender ni querer entender el sitio en el que acaba de aparecer. Según lo vemos nosotros es la vía más rápida para que la gente desconecte y lleve su cerebro a sus cosas, que bastante trabajo tiene.
Así que aquí van algunas recomendaciones que te pueden ser útiles si no eres un vulgar Marine arrasando por donde va. Al turrón:
Conoce a tu audiencia.
Un clásico, pero no por ello menos vigente. Vale que hay paracaidistas tipo Rambo que se ganan muy bien la vida, pero a menos que tengas su fama es mejor que no intentes jugar con fuego. Antes de la charla, investiga el perfil de los asistentes. Esto te ayudará a adaptar el contenido y el tono de tu presentación.
Si estás hablando con un grupo de médicos, por ejemplo, puedes incluir ejemplos médicos relevantes y utilizar terminología específica de la profesión. Esto muestra que entiendes su contexto y que les puedes ser de ayuda.Pregunta a los organizadores.
Habla con los organizadores del evento para obtener información sobre su audiencia. Puedes preguntar sobre su nivel de experiencia, sus principales intereses y cualquier desafío específico que sea relevante. Esto te permitirá adaptar tu charla para que sea útil para ellos.Realiza encuestas previas
Si es posible, envía encuestas breves a los asistentes antes de la charla para conocer sus expectativas y áreas de interés. Esto te dará una idea clara de qué temas son más relevantes para tu audiencia y te permitirá ajustar tu presentación.
Hay en el mercado mil herramientas, y algunas muy divertidas, para hacerlo. Está claro que no siempre se puede, pero es una técnica que bien empleada es muy útil. Por ejemplo, podrías lanzar una pregunta que de lugar a una afirmación provocadora o a un dato que llame mucho la atención por exagerado.Fisga en las redes sociales
Pon la oreja en las redes para ver cuáles son las conversaciones, de qué está hablando tu audiencia. Puedes unirte a grupos o seguir hashtags relacionados con el tema de tu charla. Esto te dará una visión más profunda de los problemas y discusiones actuales en el campo y te ayudará a adaptar tu charla para que sea más relevante y oportuna.Conversa con asistentes antes del evento
No siempre es posible pero, si se da el caso, intenta hablar con algunos asistentes antes de tu charla. Esto te ayudará a comprender mejor sus preocupaciones, intereses y expectativas con respecto a tu charla. Además, establecerás una conexión personal con algunos de ellos, lo que facilitará la interacción durante tu presentación. Es algo muy de última hora pero te puede ser útil. Nada peor que darte cuenta en directo que tal caso no es aplicable o que esa idea ya la ha dado otro orador antes que tú, por ejemplo.Utiliza ejemplos relevantes
Todo esto no es para que te lo pases por el forro. Una vez que hayas recopilado información sobre tu audiencia, utiliza ejemplos y casos prácticos que tengan que ver con su realidad. Esto les ayudará a conectar mejor contigo y entender que puedes ser de ayuda y un paracaidista invasor.Mete la diversidad en la ecuación
Ojo con este tema. Reconoce y considera la diversidad dentro de tu audiencia, no solo en términos de su perfil profesional, sino también en términos de género, edad, experiencia laboral, etc. Asegúrate de que tu presentación sea inclusiva y que aborde las necesidades e intereses de todos los asistentes.Provocar la participación
Durante tu presentación fomenta la participación activa de la audiencia. Puedes hacer preguntas abiertas, encuestas en tiempo real o incluso promover discusiones grupales breves.
Esto te brindará información al momento sobre cómo está respondiendo la audiencia a tu charla y te permitirá ajustar tu enfoque si es necesario para mantener su compromiso e interés.
Todos estas ideas que te damos no son para incorporar en paquete a nuestro arsenal invasor. Más bien se trata de que las conozcas, las pruebes y puedas decidir cuál es la mejor estrategia para cada situación. Si lo que vas a hacer con todo esto es meterlas en calzador tanto si sí como si no, entonces no habremos avanzado nada.
Tú debes valorar cuál es la mejor estrategia para cada situación específica. No es lo mismo un curso, que una conferencia en un teatro o que una presentación a un pequeño grupo de clientes. Es evidente que no hay dos situaciones iguales y por eso precisamente es tan importante más tener cintura que G.I.Joe.
Charla TED recomendada
Y como de escuchar va la cosa hoy te traemos otra gran charla TED: la de Julian Treasure en TED Global 2011.
En un tiempo lleno de ruido escuchar se ha convertido en una habilidad escasa. En cambio, es la llave que abre la puerta de la conexión.
¿Quieres influir en los demás? Pues escucha más y mejor. Da igual a lo que te dediques. Todos de alguna forma u otra necesitamos influir en los demás. En el trabajo, en nuestra familia, con nuestros amigos. Sin embargo, la mayoría se olvida de la importancia de escuchar bien. En su charla Julian Treasure nos da cinco estrategias para cambiar eso.