Hay un principio de influencia muy, muy poderoso que tiene que ver con hablar en público: se trata del principio de autoridad.
Verás, cuando una persona se expone ante los demás en una charla suele suceder que le concedemos cierta autoridad acerca de la materia de la que nos habla. De alguna manera, suponemos que las personas que le han seleccionado ya han hecho un filtro y, por tanto, está perfectamente cualificada para ello.
Eso, a no ser que seas completamente imbécil, es una arma muy poderosa para posicionarte en la mente de los demás como especialista de tu tema.
Este principio lo aprendemos ya en la infancia, en la familia, en el colegio. Y como pasa con tantas otras cosas, está genial, está bien. Es uno de los mecanismos que tiene nuestro cerebro para economizar esfuerzos.
En nuestra cabeza se produce un diálogo imaginario más o menos así:
¿Alguien ya ha hecho el filtro? Adelante, ¡escuchemos a esa persona tan experta!
Así que ya ves que el principio de autoridad es algo muy potente que puedes utilizar a tu favor. Pero ya sabes, todo poder conlleva una gran responsabilidad y este no va a ser menos.
Porque, ¿sabes qué pasa? Que el principio de autoridad no es una fuente infinita. Si te portas como un auténtico estúpido la gente se da cuenta. Si les mientes, se acaban dando cuenta. Si finges ser lo que no eres, se dan cuenta también. Así que, adivina, es mejor ir de cara ante tu audiencia.
Por eso queremos hablarte de la necesidad de hacer una comprobación de los hechos que expones en tu charla.
Ojo, no nos referimos a que no hagas trampa. Eso, por supuesto. Nos referimos a que, en ocasiones, preparamos contenidos para nuestras charlas del que no hemos comprobado suficientemente que sea real, veraz.
Lo mejor es evitar sorpresas, así que aquí van algunas recomendaciones.
Citas de personajes
Todos hemos leído esta cita de Darwin alguna vez: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. ¿O era de Einstein? ¿Tal vez de Churchill?
Ahora en serio, si vas a meter alguna cita en tu charla dedica unos minutos a hacer una búsqueda y comprueba su origen varias veces.Datos
¿Vas a dar algún dato en tu charla? Ojito entonces, que los carga el diablo. ¿Cuál es la fuente, la tienes? ¿Es fiable? No vale con decir luego lo leí nosédónde. Se trata de que si vas a dar un dato seas capaz de corroborarlo con una fuente rigurosa, no te servirá la web de cotilleos de tercera división.Estudios científicos
Casi parece un chiste eso de “según un estudio de la Universidad de Wisconsin…” pero no lo es. Hay cientos de miles de estudios científicos publicados casi sobre cualquier tema. Es más, sobre un mismo asunto puede que encuentres resultados contradictorios entre sí o que necesitan cierto contexto para comprenderlos en profundidad.
Así que si vas a citar un estudio para soportar uno de tus argumentos asegúrate de que la comunidad científica está en la misma línea, no hagas magufadas.Generalizaciones
Atención con eso, a los expertos se les distingue porque son capaces de dar matices. Saben abrir nuevos puntos de vista y originales perspectivas. Evita generalizar con tu lenguaje y meter a todos los elementos de un tema en el mismo saco, eso es signo de alarma claro.No anuncies el apocalipsis, a no ser que seas Nostradamus
Este papel no le queda bien a nadie, ni siquiera a los que están comodos en él. Si no paras de anunciar la catástrofe, la inminente revolución o la crisis definitiva pueden pasar dos cosas. Que realmente sea así y te llamen el año que viene para el Nobel o que se acabe volviendo en tu contra por bocachancla.
Los cambios profundos requieren mucho tiempo para tener impacto a nivel masivo. Es cierto que todo va cada vez más rápido, pero desde que algo llega hasta que es habitual para todo el mundo pasa cierto tiempo.Admite el punto de vista de otros
Dar a entender a tu audiencia que hay otros profesionales que opinan distinto a ti no te hace más débil. Al contrario, admitir eso transmite suficiencia y seguridad en tus ideas, lo que se acaba traduciendo en más autoridad. Todos sabemos que para gustos colores, así que no pasa nada por asumir que hay más opiniones que la tuya.
La certeza absoluta, ¿existe?
En la línea del punto anterior, no tengas miedo de admitir la duda. Es decir, puedes expresar tu opinión acerca de una determinada cuestión y a la vez admitir que colegas tuyos piensan lo contrario.
Lo que nunca debes hacer es tapar los hechos con tus opiniones. Si algo no es, no es. No lo ocultes a la audiencia. Puedes perfectamente ofrecer en tu charla conclusiones de un estudio y a la vez avisar de que otros estudios están investigando en una línea completamente distinta.
Admitir la incertidumbre es parte del método científico.
La charla recomendada
Muchas personas piensan que no se puede explicar nada complejo en pocos minutos. Bien, en 2011 Brian Greene se subió a un escenario TED para explicar la teoría de cuerdas.
Esta charla contiene alguno de los elementos de los que te hemos hablado aquí. Obviamente es una charla cargada de ciencia hasta arriba. Pero también admite la incertidumbre de lo pendiente de demostrar. Habla de los experimentos relacionados con esta teoría, tan compleja como conocida.
Y por encima de todo eso es un ejemplo de charla para cualquiera que necesite dar una explicación compleja. Con un lenguaje alejado de la jerga científica Brian Greene es capaz de hacer comprender la teoría de cuerdas a todo tipo de público.