Ojito con lo que dices
Hoy vamos a derribar un mito del mundo de la comunicación, ese que dice que el 93% de la comunicación es no verbal.
¡Falso!
Ojo. ¿Estamos diciendo que la comunicación no verbal no es importante?
No.
Pero que hay muchos matices, también.
Todo este lío lo desató Albert Mehrabian, un psicólogo y antropólogo que en 1972 publicó un estudio que posiblemente sea de los peores interpretados de la historia de los estudios mal interpretados.
Una de sus conclusiones, que luego ha sido extremadamente simplificada, es que el 55% de la comunicación es no verbal, 38% paraverbal y SOLO un 7% verbal.
Pero eso se refiere a las condiciones precisas en las que se hizo ese estudio, no a la comunicación en general. Es decir, se puso una persona frente a otra diciendo una sola palabra. Y la otra persona tenía que interpretar su significado en base a lo que percibía (expresión facial, tono de voz y semántica).
Claro, si yo te digo, por ejemplo, la palabra muerte con una expresión de dolor y tristeza es muy distinto a si te la digo sonriendo de oreja a oreja. Seguro que no tiene nada que ver.
¿A qué sí sabes distinguir la diferencia entre una sonrisa sincera y una falsa? Pues eso.
Bien. ¿Cómo influye esto en tus presentaciones?
Pues mucho si aplicas el sentido común.
O sea, si vas a estar más pendiente del gesto número 227 que de lo que vas a decir mal vas.
Ante todo lo más importante es ser coherentes, que tu comunicación no verbal esté perfectamente alineada contigo, con cómo eres y qué quieres transmitir.
Te pondremos un ejemplo.
En los 90 había una lucha feroz entre Sega y Sony por el control del mercado de las consolas de videojuegos. Si viviste esa época entenderás perfectamente a qué nos estamos refiriendo.
Ahora Sega pinta poco pero a principios de los 90 todavía era el líder del mercado con mucha diferencia. Sin embargo era un mercado tan lucrativo, con tantísima proyección que no eran los únicos intentado dominar el cotarro.
El 11 de mayo de 1995 en la convención de videojuegos más importante del mundo, la E3, Sega decidió adelantarse a su incipiente competidor, Sony. Fue una maniobra para copar el mercado durante el resto del año y así imponer su consola como la más vendida de los años venideros.
Así que decidieron avanzar 4 meses el lanzamiento de su nueva consola que, según ellos, iba a revolucionar el mercado. Y claro, no había mejor escenario que la E3. El escaparate mundial del sector, el teatro en el que estaban los mejores actores y la mejor audiencia.
El director de Sega America, Tom Kalinkse, fue el encargado de detallar en una conferencia de 40 minutos todos los detalles de esa nueva consola que iba a comercializarse a un precio de venta de 399 dólares. 40 minutos de datos y detalles técnicos de todo tipo.
Poco después subió al mismo escenario Steve Race, director de Sony Computer Entertainment que hizo uno de los discursos más cortos y efectivos que se recuerdan.
Tan solo pronunció las palabras «two ninety-nine» («dos noventa y nueve»).
100 dólares menos que la consola de Sega, suficiente rebaja como para que los gamers de medio mundo levantasen las orejas de golpe.Menos de 4 segundos para pulverizar las opciones de Sega. Después de eso Sony acabó imponiendo su PlayStation y el resto es historia.
¿Crees que pesó más en el discurso la comunicación no verbal que el mensaje en sí? Claro que no, sería estúpido pensar eso.
De nuevo, no estamos diciendo que la comunicación no verbal no sea importante o que no influya, ¡claro que lo hace!
Pero ante todo usa tu cabeza. Antes de empezar a prestar atención a si cruzas los brazos, tienes un tic o sonríes poco párate y ponte a diseñar tu presentación. Eso es lo mejor que puedes hacer para conseguir la máxima efectividad.
Y recuerda la palabra mágica: coherencia.
Charla recomendada
Para que veas que le damos la importancia que tiene a la comunicación no verbal te traemos hoy una charla llena de ideas que puedes aplicar.
Esta es de esas charlas que se pueden ver con una libreta al lado para tomar notas, y es que Vanessa Van Edwards ha estudiado el efecto de la comunicación verbal como pocas personas.