Porqué nos da miedo hablar en público
Hablar en público aterroriza a la mayoría de las personas. Y sin embargo es algo que debemos hacer muchas veces a lo largo de nuestra vida profesional.
Pero no debemos vivirlo con un miedo atenazante sino como un acto de valentía tan necesario como saludable, verás.
Cuando a alguien le hablas sobre dar una charla o dar una presentación enseguida se refiere a la ansiedad que le provoca el simple acto de imaginarse en un escenario, por pequeño que sea. El miedo, el temor a hablar delante de una audiencia, es moneda común en todas las conversaciones sobre este tema. Es el elefante en la sala, mucho más que los audiovisuales, la estructura narrativa o las técnicas para captar la atención del público.
La simple idea de ponernos delante de un grupo de personas y mostrarnos tal y como somos puede resultar paralizante. Ser el centro de atención, ser observados por todos es algo que genera una terrible inquietud en la mayoría de nosotros.
Es un hecho natural, así que de entrada rebaja la presión. Sentir miedo, ansiedad, es algo totalmente común, incluso tener cierta sensación de aprensión. Los motivos pueden ser muchos y variados. Desde tener miedo al fracaso hasta tener miedo al éxito. Tal vez miedo a dar una falsa y mala impresión. Miedo al ridículo, a quedarnos en blanco, a olvidarnos de lo que veníamos a contar. Miedo a cometer errores, miedo a parecer vulnerables, imperfectos. Miedo a que nos vean tal y como somos, seres humanos normales y corrientes.
Mira, como organizadores TEDx hemos tratado con decenas de personas que son auténticos expertos en su área. Pero incluso estas personas tienen enormes dificultades cuando se trata de exponer su trabajo, sus proyectos, sus ideas. Incluso siendo universalmente reconocidas en su campo se enfrentan a un gran reto emocional cuando se trata de exponerse ante una audiencia. Ese estrés, ese miedo, ocurre en todo tipo de profesionales. A veces lo confunden con los nervios típicos de cuando se va a dar una charla, pero no es eso, es algo mucho más profundo.
Los nervios, ese estrés que dan los instantes previos, es algo normal. De hecho es interesante experimentar cierto nivel de tensión, un pequeño chute de energía que es la que dispara tus sentidos y te pone en situación. Mientras que no pase de ahí, mientras que ese estrés no te bloquee, es algo positivo y totalmente esperable. Es lo que te pone en guardia y te prepara para lo que viene.
Sin embargo, ¿qué es lo que hace que incluso siendo personas extremadamente cualificadas sientan un miedo tan íntimo? Pues tiene que ver, ni más ni menos, con que no hay nada tan retador como mostrarnos tal y como somos ante los demás.
De alguna manera cuando hablamos en público es como si nos desnudáramos, metafóricamente hablando. Fíjate, todos nosotros creamos un personaje cada mañana, cuando nos preparamos para entrar en sociedad. Un personaje que esconderá nuestros defectos, manías, prejuicios y temores. Algo que nos ayuda a entrar en contacto con los demás a cada interacción.
Pero cuando nos ponemos delante de una audiencia de alguna manera es como si esa máscara imaginaria se cayera. Ahí nos relevamos tal y como somos, aunque no sea de forma totalmente consciente. Cuando somos observados nos comportamos de forma distinta a cuando no lo estamos, es un hecho. Y además a cierta distancia estas cosas todavía se ven más.
Un error muy común es pensar que debemos tapar completamente nuestras emociones, que debemos parecer perfectos e invulnerables. Pero es precisamente lo contrario de lo que debemos hacer. Enseñar nuestras emociones no nos hace parecer débiles, sino accesibles. Utilizar la honestidad a nuestro favor es una gran estrategia para afrontar una charla. Enseñar nuestra vulnerabilidad, nuestros puntos débiles, es algo que nos va a conectar con la audiencia, algo que nos une a cualquier persona de este planeta.
Mostrarse ante los demás, dar una charla o una presentación, es un gran acto de valentía. Lo fácil es esconderse, dejar que sea otra persona la que dé ese paso. Pero ser capaces de salir a un escenario, mostrarse tal y como somos es un reto de honestidad brutal.
¿Se sufre? Sí, puede que sí, especialmente las primeras veces. Sin embargo dejar que los demás te vean tal y como eres, sin artificios, creará un vínculo indestructible con tu audiencia. Pruébalo, es muy sano.
Charla recomendada
Si hablamos de mostrarnos en público tal y como somos la charla de Sani Ladan en TEDxTarragona es una buena muestra de ello.
En su charla Sani habla de su experiencia de migrante como vehículo de la historia de miles y miles de emigrantes. Su vida, su historia, explica lo que ha sucedido en África en los últimos años. Sin duda el suyo es un ejercicio de honestidad ante la audiencia.