Domina las preguntas antes de que ellas te dominen a ti
Evita uno de los momentos más desagradables
¿Alguna vez te has encontrado en una presentación que, más o menos había ido bien, cuando de repente llega el temido momento de las preguntas y respuestas?
Ese momento de angustia y sudor frío en el que el síndrome del impostor acecha detrás de cada pregunta. Justo cuando parecía que todo iba sobre ruedas de repente empiezas a temer lo peor.
Que te harán una pregunta difícil y quedarás en ridículo.
Que por fin se darán cuenta de que eres un fraude.
Que alguien se va a enfrentar contigo.
Que fracasarás porque patatas.
¡No te preocupes!
Hoy te traemos algunos consejos prácticos para que aprendas a manejar las preguntas del público con confianza, gracia y salero. Así que, relájate, prepara lápiz y papel que lo de pasarlo mal con las preguntas se va a acabar aquí y ahora.
1 Preparación antes del día D
Vale, nos hemos pasado con lo del día D, esto no debes enfocarlo como algo bélico entre tú y tu audiencia. Pero algo de similitud si hay, debes prepararte y planificar con antelación. Porque muchos de los problemas que pueden surgir en realidad los puedes anticipar si lo piensas bien.
Antes de dar la charla es esencial anticipar posibles preguntas que puedan surgir. Eso lo saben bien los conferenciantes o formadores que repiten sus presentaciones una y otra vez. Al final del camino, las preguntas que hace la audiencia siempre van en las mismas direcciones.
Investiga a fondo temas relevantes para tu audiencia, acumula conocimiento sobre todo ello y crea un marco sólido para abordar una amplia gama de preguntas. La preparación meticulosa es la base para enfrentar con éxito cualquier interrogante que se presente.
Finalmente, piensa si hay algún punto polémico o que pueda provocar la controversia en lo que dices. Si es así, es bastante probable que alguien sienta la necesidad de dar su opinión, prepárate para ello. Y sobre todo, recuerda. No es una batalla, simplemente debes tomártelo como parte del proceso.
2 Estrategias durante la sesión de preguntas y respuestas
Cuando llegue el momento de las preguntas, mantén la calma y presta atención a cada interrogante con detalle. No hagas eso tan extendido de pensar en tu respuesta mientras todavía estás escuchando la pregunta. Si haces eso tu nivel de empatía se va al barro y te va a acabar pasando factura. Practica la escucha activa y ponte en los zapatos de la otra persona. Deja a un lado la arrogancia y la soberbia si es el caso que vienen contigo porque son muy malas compañeras de viaje.
Si alguna pregunta no está clara, no dudes en pedir aclaraciones. Responde con un tono amable y respetuoso, mostrando interés genuino en las inquietudes de tu audiencia.
Recuerda, la habilidad para escuchar es tan importante como la capacidad de hablar.
3 Manejo de preguntas difíciles
Atrévete a enfrentar las preguntas desafiantes con determinación. Punto. Este es el momento clave para demostrar que eres la persona ideal para esa charla, pero ojito. Ante todo, serenidad y profesionalismo.
Responde con honestidad y transparencia, demostrando tu integridad en cada interacción. Nada de ponerte borde ni nada por el estilo. Recuerda, se cazan más moscas con miel que con vinagre.
Si te hacen una pregunta difícil, la respondes.
Si en ese momento no sabes la respuesta, lo admites y no mueren gatitos. Simplemente emplazas a la persona a otro momento más adelante. Por ejemplo, puedes ofrecer una respuesta por email o en cuanto acabe la charla.
Si alguien te hace una crítica constructiva, agradécela sin dudarlo. Estas críticas son oportunidades de crecimiento personal y profesional, ¡así que abraza cada pregunta difícil como una oportunidad para mejorar!
4 Involucra a la audiencia
Fomenta la participación activa del público durante la sesión de preguntas y respuestas. Crea un ambiente acogedor que invite a la interacción y promueva el intercambio de ideas.
Anima a todos los presentes a participar y plantear interrogantes que enriquezcan la discusión. Recuerda, la audiencia no solo escucha, también desea ser parte activa de la conversación.
Este punto también es aplicable a esos preguntones que quieren parecer el más listo de la clase o que directamente vienen a boicotearte. Los detectarás porque hacen preguntas agresivas y fuera de lugar. Una fórmula para anularlos es confrontarles con el resto del grupo, algo así funciona de maravilla: “Vaya, tu opinión me sorprende. ¿Qué pensáis el resto?”
5 Cierre de la sesión de preguntas y respuestas
Al finalizar la sesión, aprovecha para recapitular los puntos clave discutidos y agradece sinceramente a la audiencia por su participación e interés. Cuando decimos sinceramente, queremos decir sinceramente. O sea, que se note que te importa y que aprovechas el feedback.
Si alguien quiere profundizar o seguir la conversación contigo puede ser un buen momento para ofrecer algo adicional. Un canal de contacto (¿Linkedin?) o un recurso digital que amplíe lo que acabas de contar. Eso hará que la audiencia que verdaderamente se haya interesado en tu charla quiera seguir en contacto contigo y entrar más en detalle sobre tu tema.
El último tramo de una charla es un momento clave, así que aprovecha todo lo que puedas esos minutos de oro.
En definitiva, dominar las preguntas del público de forma profesional requiere preparación, calma, autenticidad y compromiso con tu audiencia. Cada pregunta es una oportunidad para brillar y demostrar que tú sí que vales.
Así que la próxima vez que te enfrentes a una sesión de preguntas y respuestas recuerda que eres la persona más adecuada para estar en ese lugar y en ese preciso momento.
Charla recomendada
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