Lo primero, un breve recordatorio antes de darte valor del bueno.
Estos días estamos de estreno web. Justo aquí.
Después de 70 publicaciones de newsletter semanales sentíamos que además de esta plataforma necesitábamos algo más.
Verás, 70 semanas publicando contenido sobre presentaciones y oratoria da para mucho. Si llevas tiempo siguiéndonos ya habrás visto que hemos tocado un montón de temas.
Diseño, estrategia, ensayo, diapositivas, errores, aciertos…casi de todo. Casi. 😎
Desde el principio hemos procurado que las publicaciones que hacemos fueran, sobre todo, útiles. Es decir, que te sirvan A TI para cualquier ocasión en la que debas hablar en público.
Y además pensamos que hablar en público puede debe ser divertido. Queremos decir, a la mayoría de las personas la sola idea de hablar ante un pequeño grupo les da terror.
Sin embargo sabemos por experiencia que eso es algo que se puede solucionar. Y de hecho venimos haciendo cursos para empresas y organizaciones que saben de la importancia de influir a través de las palabras.
Así que además de tener una web a la que poder remitir a los clientes buscábamos un sitio donde presentar nuestro curso estrella: No more (tears for) fears. Un curso que es para vosotros si:
Lo de hablar en público se os da tan bien como a un ladrillo
Jamás habéis hablado ante un público pero sabéis lo importante que es.
Tenéis sudores hasta en las uñas solo de pensar en elaborar un mínimo discurso.
Hemos recibido ya los primeros mensajes sobre el tema…así que no lo vamos a obviar. Este curso lo impartimos ahora mismo solo para grupos, fundamentalmente empresas.
Como es un curso de solo una jornada es alucinante ver el progreso del personal en tan solo unas horas, brutal.
Y es que a hablar en público se puede aprender, claro que sí. Como casi todo en esta vida, ¿no te parece?
Pero tal vez en el futuro nos planteemos hacer algo en abierto. ¿Tal vez te podría interesar?
Bien, hecho el recordatorio deja que te hablemos de un error importante que vemos demasiado habitualmente.
Se trata de cómo utilizamos las historias en nuestras presentaciones y de qué forma las cosas que nos pasan pueden ser utilizadas para persuadir.
Verás, si nos vienes leyendo hace tiempo sabrás lo importantes que son las historias en tu relato. Y ya hemos hablado de ello en alguna otra ocasión.
Pero ocurre que estos días comentando una charla que habíamos visto los dos coincidimos en un punto.
La charla estaba bien construida desde un punto de vista de su estructura.
La persona tenía una buena expresión verbal y no verbal. Incluso los audiovisuales eran más que correctos, todo aparentemente por encima del percentil 75.
Peeeeero…y aquí viene el gran inconveniente…fue un auténtico peñazo.
¿Y sabes por qué?
Pues por utilizar mal, rematadamente mal, una historia personal.
Verás, una historia personal puede ser un vehículo fabuloso para una presentación, aunque sea en tu trabajo.
Por ejemplo, imagina que vas a presentar un nuevo proyecto al equipo directivo pero no quieres hacer la típica charla aburrida.
Bueno, incluso en un caso así también puedes utilizar una historia personal. Podrías conectarlo con algo que te sucedió en el pasado y que te hizo ver las cosas de una determinada manera.
O un error que trajo un aprendizaje.
O de qué forma te vino la idea clave.
Lo que sea. Son ejemplos al azar, claro. Lo que queremos que veas es que una presentación profesional puede fácilmente incluir algo personal, claro que sí.
Eso ayuda y mucho a construir una charla que conecte mejor con la audiencia. Por supuesto.
Pero el caso que te comentábamos hace unos párrafos fue un ejercicio de yo, yo, yo y de yo, mí, me, conmigo, bestial.
Tatúate esta frase:
ESTO NO VA DE TI.
A la gente no le gusta ni la arrogancia ni la soberbia, es algo que crea rechazo a leguas.
Así que, ¿por qué sería buena idea hacerlo en tu charla?
En resumen:
Historias personales como vehículo, a favor.
Historias personales para hacer el ridículo, en contra.
Charla recomendada
Fíjate bien en la TED Talk de David Blaine contando cómo pudo aguantar la respiración durante, nada más y nada menos, que 17 minutos. Pero no sólo eso, en su charla cuenta otras hazañas parecidas que ha realizado a lo largo de los años.
Sin embargo, te darás perfecta cuenta de que la utilización de las historias personales en ningún momento le hace parecer soberbio o arrogante.
P.D: este es un caso extremo de historia personal, no hace falta que batas ningún récord Guinness para aplicar historias en tus presentaciones.